¿Es ético viajar en un planeta en multicrisis? ¿Por qué seguir viajando?

- por Pamela Florencia Friedl

Es necesario plantearse, cuál es el turismo que se está consumiendo a grandes escalas y hacer un análisis de los impactos que eso conlleva. En los destinos más desarrollados de la Argentina, son los grandes capitales los que concentran el poder y la promoción de la oferta turística de esos destinos. Es claro que se publicita un tipo de turismo para clases medias o altas, donde no se plantea el decrecimiento de la actividad, sino volverla exclusiva para élites. En muchos casos esa promoción sectorizada es en común acuerdo entre gobiernos locales y el sector empresarial, entonces surgen las preguntas ¿dónde entra la comunidad local? ¿En qué se beneficia con esta forma de consumo? ¿Se beneficia realmente? 

Si se recurre a datos duros, grandes villas turísticas están rodeadas de desigualdades, explotación y extractivismo de todo tipo. A partir de los años ‘80 en Argentina se comienzan a conocer propuestas turísticas diferentes a lo convencional. Conceptos como turismo comunitario, turismo de base comunitaria y particularmente turismo sustentable y sostenible surgen por los impactos que genera la actividad turística, principalmente por la cuestión ambiental. Además, se comienzan a conocer las comunidades originarias que tenían reclamos por sus tierras y el uso del espacio.

Sin embargo, con la revolución tecnológica y la llegada de las grandes plataformas digitales se potencia el turismo de masas respondiendo a un sistema que contribuye y es responsable de las crisis sociales, políticas, económicas y ambientales, y parece agudizarsela cuestión. Las plataformas son la vidriera de los destinos y tienen el poder de venderfácilmente, las personas van en busca de esas experiencias que se venden en páginasweb, se pierde el contacto con lo local, y la posibilidad de acceso a las economías locales,aunque tampoco parece importar demasiado si se capturan las fotos icónicas para compartiren redes sociales.

Entonces, puede que la respuesta venga desde la manera en que se realizan las actividades turísticas, la conciencia, información y libre elección de las personas en sus consumos. Como así también, el protagonismo que tenga la comunidad local en el desarrollo de la actividad turística, para dar un sentido a viajar más allá de lo que se vende en una página web y lo que se publica en redes sociales. Puntualmente en Argentina, existen diversas propuestas que desde hace más de una década buscan protagonismo en sus regiones. El turismo rural comunitario y la economía social y solidaria, son propuestas que funcionan combatiendo de alguna manera lo ya establecido y marcando un nuevo rumbo de cómo debe darse el turismo. Son alternativas emergentes cada vez más conocidas por sus características, las comunidades anfitrionas organizadas son parte fundamental del desarrollo turístico de su localidad y de la toma de decisiones. Además se trata de la puesta en valor de la historia oral y las vivencias de las comunidades que históricamente han sido invisibilizadas, como también un contacto y convivencia entre visitantes y locales que permiten una experiencia que contribuye a la convivencia entre culturas diversas.

Es en las motivaciones de viaje donde radica la ética, en definitiva, es una decisión de consumo como cualquier otra. En lo que se debe trabajar es en informar a la sociedad de los daños y beneficios que puede traer la actividad turística. Actualmente, existen protestas en España en reclamo de un decrecimiento del turismo, sin embargo, la visión de países Latinoamericanos frente a las imágenes en redes sociales parece no comprender la gravedad de la problemática ni que el turismo de masas además de dinero a unos pocos, deja grandes problemas políticos, sociales, ambientales y desigualdad económica. 

En definitiva, será ético todo aquel viaje que contribuya a economías regionales, sociales y solidarias, que reduzca la contaminación ambiental y genere un intercambio genuino entre visitantes y comunidades locales.

Pamela Friedl

Es profesional en turismo por la Universidad Nacional de San Martín, Argentina; con varias diplomaturas en Perspectiva de Género del Desarrollo Turístico,  Políticas Públicas de Gestión Territorial  y Proyectos Turísticos y Culturales. En la actualidad se desempeño como asesora técnica en turismo y promoción del Barrio Mugica, ex villa 31 y colaboradora de Alba Sud en Argentina. 

vive con su hija en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Crée en la gestión pública como la herramienta para transformar el turismo y contribuir desde su lugar como profesional al desarrollo sostenible de la actividad.